Recuerdas que cuando vivimos el confinamiento a causa de la pandemia del covid19 lo único que queríamos era que terminara para poder ver a los nuestros, juntarnos con los amigos y la familia.
Ante la desesperación de esta situación, surgió la necesidad de “recuperar el tiempo perdido, trayendo la obligación implícita de viajar, reunirse, salir de fiesta, organizar y hacer planes en cada rato libre.
La verdad es que para algunos (para muchos), esto conlleva ansiedad y agotamiento, además de un gran sentimiento de culpa por no disfrutar con lo que quisimos tanto tiempo, porque claro, a caso no somos seres sociales por naturaleza los seres humanos?
Esto es cierto, pero existen grado respecto a esta necesidad, los extrovertidos la manifiestan evidentemente más que quienes muestran personalidades más introvertidos. Lo cierto es que hemos vuelto a relacionarnos de una manera excesiva, muy distinta a la habitual, y nos levantamos mareados, como si de una resaca se tratara.
En el proceso de socializar comprometemos un sinnúmero de recursos cognitivos, teniendo en cuenta que el lenguaje tiene componentes verbales y no verbales, atendemos señales para poder responder de manera adecuada a estas, o lo mejor posible, lo que dado el contexto anterior vivido, lógicamente cansa.
No se trata de aislarnos, pero si de entender que necesitamos algunos más que otros, un período de reajuste para volver a encontrar nuestro equilibrio. Para esto, aprender a decir que no es clave, priorizando el bienestar propio para recuperar las fuerzas necesarias, en contraste con la tendencia a no disgustar a los demás. Con asertividad podremos expresar la intención que realmente tenemos de manera honesta y transparente, para que nuestras relaciones con los otros no se vean dañadas.
Disfrutemos entonces los espacios propios, el descanso es válido, leer, hacer ejercicio, mientras de a poco incluimos actividades con los demás para no sentirnos sobre estimulados de las demandas del entorno y conservar nuestra autoestima.
El término “resaca social” responde a un constructo social y no a un diagnóstico patológico o síndrome de algún manual de salud en particular.
