En un mundo globalizado, en donde las personas van y vienen de un país a otro, la migración se ha convertido en un tema habitual en nuestra realidad. Las razones para emigrar a otro lugar pueden ser diversas, trabajo, estudios, por motivos políticos, por amor o quizás por el hecho de querer cambiar simplemente de vida. Sea el motivo que sea, cuando se toma la decisión de emigrar a un nuevo lugar, es una decisión que por lo general viene acompañada de una serie de expectativas, esperando obtener ganancias, beneficios de diferentes formas. Sin embargo, inexorablemente el emigrar viene acompañado de una serie de pérdidas. Es así, que el dolor que estas pérdidas pueden producir lo que conocemos como “duelo migratorio”.  

El emigrante debe lidiar el “estar entre” dos países, dos culturas, dos grupos de personas, emociones enfrentadas… Afrontando las ganancias y pérdidas, que supone la nueva vida poniendo a prueba nuestras capacidades de adaptación y preparación psicológica para el cambio. Las personas en este proceso de cambio y de duelo por lo general están expuestos a estrés, que está dado, por el proceso de duelo por lo que se deja y por el proceso de adaptación a la nueva realidad que debe enfrentar y vivir.

El duelo migratorio es un proceso normal y puede tomar tiempo en resolverlo, debido a que es multifactorial porque engloba diferentes aspectos y cambios. Por ello, también el proceso para salir del duelo puede diferenciar de una persona a otra, debido a diferentes circunstancias entre otras; los rasgos de personalidad del individuo, el estilo de apego, las redes de apoyo en el nuevo país, las características de la emigración, es decir, si la persona puede volver al país de origen o fue forzada a salir. Así también, las experiencias traumáticas previas al proceso de emigración o asociadas al proceso de emigración, estos y otros factores pudieran facilitar o dificultar el proceso de duelo.

 Según Brink y Saunders existen cuatro etapas del duelo migratorio, estas son:

Etapa de “luna de miel”:  El lugar se idealiza y las expectativas que se tienen son muy altas. Creemos que ese lugar va a ser maravilloso en muchos sentidos. Es la sorpresa y la fascinación por lo nuevo y generalmente las personas están más bien enfocadas en conocer y en llevar a cabo su asentamiento.

Etapa del encuentro con la realidad o la etapa depresiva: La excitación de lo nuevo pasa y la persona se enfrenta a las pérdidas (país, familia, amigos, idioma, status, etc.). Puede aparecer sentimiento de culpa, enfado por lo dejado atrás e incluso plantearse si valió la pena haber dejado todo eso a cambio de lo que se tiene.  En esta etapa la persona puede experimentar sentimientos de no pertenencia, desarraigo, tristeza o malestar, es en esta etapa en la cual la persona despliega las estrategias de afrontamiento y de resiliencia. 

Fase de adaptación e integración: Cuando empezamos a incorporar la riqueza aprendida en el nuevo país a nuestro estilo de vida sin olvidar las raíces. Aceptamos que el cambio es esta etapa asume tanto las pérdidas como las ganancias. Lo fragmentada que se siente la persona que vive esta experiencia comienza de apoco integrarse, pero esta vez incorporando tanto su origen como lo aprendido. La persona se reconoce como un nuevo individuo que puede disfrutar de una nueva cultura, pero también es capaz de reconocer lo valioso que es para él sus propias raíces. Es disfrutar quizás de una nueva comida, pero saber que no hay nada mejor que una empanada, o un tamal o una arepa de aquel lugar donde tradicionalmente compraba en su país.

Etapa del rechazo de la cultura original o la etapa de asimilación: Esta etapa no ocurre en todos los casos, puede ser más común en la segunda generación. Aparece cuando empezamos a perder nuestra identidad cultural, cuando interiorizamos la nueva cultura como si fuera la propia y dejamos de lado lo que nos constituye como personas para renacer como una nueva. Esta etapa puede producir dificultades en quienes la viven, al interior de sus familias y de la comunidad a la cual perteneces.

Algunas sugerencias o estrategias para enfrentar el duelo migratorio 

  • ¡Reconoce tus emociones, no las evites!
  • Trata de no idealizar tu país ni el país en que te encuentras. Trata de tener un pensamiento realista.
  • No te compares, cada persona tiene diferentes experiencias, tiempos y diferentes formas para afrontar el cambio. 
  • No te culpes, si sientes ganas de regresar a tu país, no porque estas en un “mejor país” eso va implicar que tus dejes de sentir y pensar que “tu país es el mejor”, probablemente para ti lo seguirá siendo, porque es tu terruño y nadie tiene el derecho de decirte lo contrario.
  • Comparte. Fomenta el apoyo social. Intégrate a actividades sociales en el país que te encuentres, mientras más conexión social, facilitaras tu arraigo y la adaptación.
  • Continúa en contacto con las personas de tu país. A través de video llamadas, mensajes, email, teléfono, utiliza todos los medios para mantener los vínculos con las personas que quieres.  
  • Genera relaciones con grupos de emigrantes de tu país, sin embargo, también genera nuevos vínculos con personas en el país en que te encuentras.
  • Revisa cuáles son tus pérdidas, ganancias, expectativas y las oportunidades que tienes.
  • No dudes ni temas en pedir ayuda

Como todo proceso de duelo existe una pérdida, en este caso de seres queridos, de la tierra, de la cultura, muchas veces de la propia identidad, esto debe comprenderse también desde las propias fase de un proceso de duelo dentro de sus fases de negación o resistencia a aceptar la nueva realidad , puede aparecer la rabia frente a lo nuevo, a veces pueden existir depresión y procesos de regresión y como anteriormente si el duelo se elabora de una manera sana podemos llegar a la aceptación y adaptación. 

Sin embargo, en este proceso de tantos desafíos, creciente estrés, la persona puede estar vulnerable a generar problemas de salud mental tales como depresión, ansiedad, trastornos desadaptativos entre otros. 

Si tu estás viviendo este proceso y crees que necesitas apoyo, no dudes en contactarnos. Estamos aquí para escucharte y acompañarte.